martes, 2 de diciembre de 2014

MADE TO BREAK - Cherchez la femme

Hace poco visitó Madrid el proyecto de Ken Vandermark llamado “Made To Break” sorprendiendo a todos los asistentes con un redondo y potente concierto dado en los locales de ensayo Rock Palace.

El último disco de este proyecto, titulado “Cherchez La Femme”, resulta ser una grabación de gran valor testimonial acerca de los vericuetos sonoros en los que anda enfrascado Vandermark durante los últimos tiempos. Un cuarteto curioso, original y diferente que utiliza con sutileza toda una amalgama de influencias sugerentes, nos ofrece una misteriosa estructura en tres largas partes que discurren por lugares y situaciones, como si de una obra programática se tratara.

Un saxofonismo duro, seco y clamante se combina con el cerrilismo del bajo eléctrico de Devin Hoff y de la descuidada batería de Tim Daisy de una manera que nunca habremos escuchado. La cuarta pata en que se apoya este proyecto es la exquisitez en el manejo del Loop por parte de Christof Kurzmann, quien graba y reutiliza el material que suena mientras los otros interpretan las partes acústicas. Este es un procedimiento que no tiene nada de nuevo, pero lo que sí es nuevo es la contención, respeto  y oportunismo prefectos que manifiesta este músico electrónico: no es fácil encontrar a un músico electrónico que realmente sepa ocupar su lugar dentro de un cuarteto acústico, siendo uno más, y no invadiendo el espacio de los otros a golpe de fader…

Podemos estar contentos de que con proyectos como Made To Break, parece por fin, tras décadas de fracasos en la integración del instrumento electrónico en las formaciones acústicas, florecer una generación de músicos que saben utilizar estos recursos con normalidad y sin hacer aspaviento de innecesarias demostraciones.

Por lo demás, la grabación dirigida y compuesta por Vandermark contiene los ingredientes necesarios para satisfacer las orejas de todos los aficionados a las rarezas exquisitas, preñadas de ritmos bluseros y hasta macarras, de sonoridad gimnástica y muscular repleta de referencias a una especie de jazz rock de un futuro precario y tropezada de pasajes texturales propios del entorno de una sobria música electroacústica de la mayor calidad.


Disfruten del regalo, comprando este discazo.

Víctor Sequí


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